18/12/06

Infantolino, Vía Scialoia, 28 (Fz)

Algún día dejaré de dar pasos hacia adelante; miraré atrás y volveré a dar los que supe dar pero dí demasiado cortos; otros los acortaré, porque me hicieron caminar pisos extraños; algún día, en el flight AZ 61, por ejemplo, pararé mis pasos: recopilaré mis datos pluviales, amoldaré el alma del gato a la correosa forma del perro, circuncidaré los vasos que nunca besaste, me hermanaré con mi padrastro, el creador de las letras agónicas, compraré el último del momento de Ben Harper, y visitaré aquella mansión lenta de la Vía Scialoia cuya dirección más que escribir dibujaste, en esa libreta de mujer solitaria, en aquella piel blanca de perro negro y cachorro, piel solitaria también; tan pausadamente la trazabas como los sueños vuelan en esas noches inquietas: como una estrella apagada que huye del rutilante y tumultuoso pasado en busca tan sólo de un cariño gratuito y sincero. Cuánto hace ya?
De verdad hiciste aquellas películas tan malas? Cómo eras tan bella?
Tú sabrás las razones, vieja starlet de cartón piedra; yo sólo entiendo de ojos, y los tuyos están bien casados...

15/12/06


Las memorias; los pasos; el contexto; aeropuerto de Dublín; hay un pub; es la puerta no se cuántos; los caminos del cielo; aterrizan aviones como se escapan esperanzas otras veces; estoy llorando tontamente; el vuelo de ser niño; transbordo de otro pasajero; echo de menos a la gente, y no me he ido; la lluvia que empaña el corazón, porque está caliente, y late, y perfora mi pecho; la escritora de mi derecha, que desgrana sus pasiones; y los aviones, escapando de la quema, terminal que por un momento es el comienzo de algo nuevo; por qué llevas los zapatos sueltos y cordones? Es que tengo calcetines nuevos, y son igual de alegres...Las cosas que se hacen no tienen razones de ser; las cosas que son no tienen que hacer nada, ya son sólo siendo...

14/12/06

Yo no te herí. Se me ocurren canciones tristes de amor desfasado, caminando con el viento de cara, sorbiendo segundos a los días, a pesar de que ya es batalla perdida. Se me ocurren poemas, esquelas, rótulos. Se me ocurren dibujos, o hacer la maleta de nuevo ¿Por qué no? ¿Dónde he de ir más allá? Si fuera un buen hombre, las buenas mujeres querrían estar cerca. No puedo ver más allá del corazón de esta calle, humedecida de risas sonriéndole al río, río River llamado River Lee. No hay otra cosa, sólo gaviotas mojadas que huelen a perro mojado o a ratas mojadas o a cosas húmedas y mojadas. Pero no mojadas de amor y deseo…simplemente son eso, gaviotas mojadas con peste en sus alas.

Ok, todo está bien. Se me ocurren mil cosas más, entre ellas poemas, y ya me lo he preguntado: ¿Por qué no? Esta vez no tengo razón, ya lo sé…

Deja que llueva
Que el corazón oiga el susurro del agua vibrando
Deja mi cuerpo fluir a base de bien y cariño
Deja que llueva esta noche, la noche de la última rima,
que los huesos se burlen del ansia, las ganas,
entreguemos los ojos, calados hasta los huesos,
pesados, como morsas cubiertas de arena enlodada,
a las luces de vela que harán que mojemos la espalda,
con el recodo ya caminado, manos arriba,
esposados a rejas como el sudor se pega a la piel…
detenme, detenme y deja que oiga esta lluvia de celos

las líneas del cielo son más difusas,
las manos, los pelos, rodillas o codos,
no siento la brisa, o el sol, no lo siento
no siento la vida ocurrir, sino sólo pasar…

Dejemos que llueva esta noche
y hagamos jirones del cuerpo a base sexo

5/12/06


Reflejo


Desde el sitio de mi abismo, puedo ver el reflejo de la luna, que es inmenso, ahí fuera, a través de un pequeño lugar ennegrecido y lerdo; desde el ugar de mi fin, se puede tocar el cuerpo de diosa, de ella, mientras te vas muriendo velozmente; me desnuda; me descalza; me arropa; siento el jugo de las crepitaciones destilándose en mi interior; el dolor, al final de cada gesto, de cada velada; en el fondo de cada vaso... la esperanza; qué tendrá la vida que ata como la mordida de las bestias? somos sus presas inevitables...los hijos, el sexo, la muerte; nadie sabe, todos siguen, más o menos bien o menos mal que mal...Esto es el reflejo.

30/11/06

Muy quieta me mira desde el recuerdo


Como una gata encelada se sube encima mi mente,
con ojos clavados a los míos que miran,
me trepa con sus piernas desnudas,
me clava las garras en la espalda de hombre
y en el cuello de toro sus colmillos felinos,
como una gata se queda callada, muy quieta, silente,
observando la nada, en celo de celos por su presa difícil,
esquiva y oscura y muy rala y astuta,
como una gata me caza, a pesar de mis glorias,
y ronronea a mis oídos helados de espuma,
me engatusa como una gata perfecta,
no soy más que un cobarde armadillo,
esperando que me rompan las bazas, coraza, y que ella,
animal que es de piedra por el deseo de tener,
devore mi seno y observe el temblor de su presa excitada...

Antes de eso, ver sumergir su cara de diosa en la nada,
forma de lo desconocido, esencia del singular ademo,
por el próximo correr de mi sangre; de su sexo; de su baba;
por el miedo a que ella, cazadora, sea devorada,
como una gata que gime sin que quiera decir nada
o germine su secreto de una forma avanzada, abrupta
y carnal, sedosa y malvada, desatando su pelo de gata
de ondas muy negras y llenos de lentos senderos,
más allá de su cuerpo ahíto de ritmos, colinas y luces,
cicatrices y pecas, batallas de noche e inviernos pasados…

Hipnotizante tu baile animal porcima mi cuerpo
Yo me rindo a tu sexo sin que quiera ser nada
Nada más que una farsa, un juguete de hombre,
Rendido en tus nalgas al sudor de tus huecos…

27/11/06

El poema más largo del mundo


El poema más largo del mundo empezó a redactarse una plácida mañana en la que el tañido de las campanas de Shandon sonaba como el restallar de chispas ardientes, y a todos despertó justo en el mismo segundo, después de la noche en la que oímos al solitario trovador acústico y con su voz rota de dientes perdidos nos arropamos los unos a los otros justo antes de dormir, después del concierto de tam tams de sexo, de otra imposible vuelta de tuerca a las salidas de los 100.000 hijos de San Luis, después de Meg y Marcel, y su shining broken smile; era la misma mañana en que las agujas empezaron a girar de una forma cadenciosa hacia la izquierda, justo a las 11:11:11, cuando el calor de la estufa crepitaba cercano, aliviando la noche como alivia el frío el cuerpo desnudo de una mujer que te ama tibiamente, y que sólo quiere yacerte en tu hueco; la mañana en que empezó a escribirse el poema más largo del mundo el sol jugueteaba gracioso con los bigotes del gato Manolo mientras Francoise malabareaba sus steaks de forma borracha y magistral; las hojas y las piedras y los ojos y las risas alumbradas de sol se enlataban en la cocina y sonaban en serio felices y parecían de veras plenas de felicidad, arañando mis oídos resfriados de amor como la dulce caricia de las madres a sus hijos para que concilien el sueño, quizás para que empiecen a soñar; cómo eran aquellos cantos improvisados en French Quay? Así de bonitos, como la voz de la bella irlandesa que hacía los agudos; y Magali preguntaba por Flavio y un americano llamado Jacob bebía shots cada vez más largos de un whisky endiablado diciendo que era un Scotch (como la Simms: también se os echa de menos); desde las estrellas, esa noche algo nuevo sintió el escritor, y justo en aquella mañana empezó a vislumbrar el poema más largo del mundo; a las 11:11:11 pm las agujas volvieron a adoptar su profética ruleta y el escritor cesó de placer; ese gustoso dolor; concluyendo el poema se dio cuenta de que al final no era el poema más largo del mundo, ni el mas bello siquiera, y que tan sólo era una extrañísima sarta borracha de letras y frases y palabras que semejaban la cara de alguien, quizás un recuerdo. Terminando el poema se dio cuenta de que todas las historias ya están contadas, y que al él sólo le resta tener que vivirlas.

Gulasch

Esta noche Marcel está cocinando gulasch. Marcel viene de Brno, como mi pequeña bulledog francaise; la mirada de este checo es limpia y sencilla, también como la de Roberta. Huele en todo el Hostels a esa exquisitez: se mete por los conductos del aire, culebrea por las escaleras y más tarde llama a los oídos de las gentes: porque este gulasch se huele por las orejas. También hay que cocer tres kilos de papas. Cortan mil verduras y hacen juegos malabares con la carne de ternera. Magali prepara un chocolate. Unos gallegos de A Coruña me dan a probar un jamón, traído de su casa: también han traído alcohol y tabaco. Me levanto tarde porque me sigue apasionando la hondura de McCarthy, y su escritura difícil, en inglés casi imposible para mí. Como llego el último soy yo el que baja a comprar una caja de Special London Ale a la licorería Abbot´s. Las doce botellas de ½ litro tintinean dentro de la caja, susurran algo que no comprendo, pero no es por el frío. Hoy no hace frío.
Al salir de Abbot´s observo una larga fila de personas, 50 metros, 150 gentes: todas las edades, todas las caras. Se bajan de los coches y toman su lugar en la cola. No sabía que cerca del Hostels hubiera un teatro, una sala de espectáculos o algo similar. La fila rodea la esquina de la manzana. Yo la sigo. Son 100 metros, 300 personas, y no es un teatro, sino un funeral. Pienso dos cosas, primero: la muerte está en todos lados. El sexo. Los miedos. No se trata del lugar. Es la condición humana. Segundo: recuerdo los funerales de agüelo y agüela. Recuerdo cuando murió Francisco. Quizás estreché mil pares de manos. También cuando murió Amparo. Más reciente: me sorprendió comprobar cómo la gente envejece, incluso yo, o desaparece, todos. Cómo estreché menos manos, cómo el cortejo era mucho más flaco…Van muriendo, como las esperanzas, poco a poco, pero nacen otras nuevas, como las personas también. Quizás este irlandés era tan querido como agüelo. Mil personas para decir adiós. Habría probado el gulasch este difunto? Supongo que era “respetado”: ya sabéis, infundía respeto, que conlleva cierto grado de temor, porque en esencia, el respeto sólo se puede tener hacia uno mismo. Mi abuelo no probó el gulasch, eso es seguro, pero yo lo hago por él. Entre sol y sombra sólo pudo ocuparse de vivir. Quizás no vio nunca el mar; pero si vio, vivió, sufrió, una guerra. Qué vida es esa en la que puedes morir disparado sin antes haber visto el mar? Una vida de mierda. Me gustaría pensar que al menos fue feliz, de esa extraña manera de serlo que tenían los hombres de antes: al cabo, sabían que sólo el tiempo te es fiel, al fin, que quizás ese tiempo se pase menos doloroso acompañado de una mujer.
Yo se lo cuento a alguien. Marcel nos llama a la mesa. La cebolla dorada espera. Suena el primer pop y salta la chapa. El primer trago de esta Ale es amargo, como los recuerdos mal digeridos. Llueven más chapas. El segundo trago también es bien duro. Magali toma fotos de la mesa, yo reparto, Flavio busca pan, los gallegos comen jamón, Francoise llueve las chapas, la ternera está esperando, y las papas, y la vida, ahí fuera, y yo espero, o aquí dentro, que nadie sepa más que nadie, y en esto de la vida, todos seamos tontos mientras todos esperemos.

17/11/06

Verdes campos de Irlanda en ojos cansados

Hoy me levanto. Todo tiene un apariencia perfecta. La luz, las caras. Buenas tradiciones anglo-sajonas: olor a carne cocida, bollería caliente, recalentada, vuelta a calentar, col, cerveza negra pegada a los labios de ayer. Ayer fue bonito. De la nada, resurgir ceremoniosamente: Ave Fénix, Lux Aeterna, canciones de instituto, por supuesto católico, como San Patricio, patrón de esta tierra chica, de acento endiablado y esquivo. Dos personajes para la galería: un francés de Nantes, un italiano de Bolonia. Conmigo, la triada perfecta para inventar un buen chiste patrio. Gracias Marmota, tenías razón. Además canadienses, gentes de Galicia, más franceses, personas de Madrid: se sorprendieron al verme con un grupo de 15 personas en el bar, tras haberme dejado en el aeropuerto, alone in the irish dark, apostando por coger un buen autobús antes que pagarle a un mal taxi. Precauciones de buen sevillano supongo. Quisieron invitarme pero decliné: estaba cansado, quería volver sólo, pasear mi soledad. Una lluvia inventada de la nada. Me llovió, no mucho, un poquito aquí, otro allá, pero me encantó, ya me conocéis. El clima en esta tierra establece una rara relación con las personas: es ocurrente, te sorprende, es chispeante. No te subyuga o te atrae fácilmente, te conquista con bromas al alma. Algún día pediré perdón a quien deba, incluso a mi padre: le cuento las cosas porque conozco que las vive conmigo, como si estuviera presente. El cuarto mosquetero de ayer. Le echo de menos porque soporta callado, y yo tampoco hablo mucho. Le da miedo volar, pero a pesar de los disgustos, creo que disfruta los viajes de Oliver desde su amado y sabio lugar. Guzmán viene del alemán y significa buen hombre: él es de los mejores. En esta soledad comedida es fácil hacer propósitos de enmienda. Puedo dormirlo y llevarlo a Florencia, traerlo a Cork, arrendarle un cuarto en NY...Él viaja conmigo. Tengo los ojos cansados de tanto mirar atrás; también por las lentillas. Los verdes campos de Irlanda con sus monótonos tonos moldean un ritmo atractivo y burlón: verde, granja, vaca, verde, oveja, granja, verde...como la mejor música de ayer, porque ayer también tuvo su coreografía y su banda sonora, interpretada por tres viejos gordos y poderosamente saludables que estaban desenfrenados con su jazz fácil de escuchar e imposible de tocar...Buen primer día.

Hoy haré una paella.

14/11/06

Chipotles

Sebéis el sabor de los chipotles adobados? La noche anterior al día en que me vaya habré cenado chipotles. El día que vaya no habrá plañideras. Yo lloraré la marcha por la sal y el limón del tequila, las 15 cervezas o el jugo de lima; el sabor del chipotle. No sonará ninguna marcha marcial, ni habrá flores que me despidan. El día en que me vaya se ausentarán las pancartas pidiendo mi resistencia. Las caras amigas no estarán en el andén o mirarán a otra parte mientras todo se mueve. La despedida será inmasticable, sabor a chipotle, adobado de tiempo y distancia. El día en que me vaya pretendo que sea como el día en que me muera.

Ese día, por primera vez en tantas decenas de miles de días, distintos y pasados, las tonalidades y dimensiones ensoñadas de la gran bola anaranjada de sol mañanero, serán extraños juegos de luces ajenos a mí: ese sol no será mío, ni sabré cuándo podré verlo de nuevo.

Este día de la marcha no veré tampoco la luna saludando, escéptica desde el cielo, cada paso nocturno que doy entre sombras. Habrá un cielo profundamente negro e insondable, como los huecos del alma que en el día en que me vaya vestiré con pompa y galanura para decir adiós a este mundo, y a todos los que puedan estar cerca.

Ese día tampoco habrá amor, porque se habrá convertido en ceniza, ni existirá el menor rastro de pena, porque nada habrá tras mi espalda; nadie acudirá al réquiem de kilómetros y esperanzas: no sabéis cómo siento ser tan errante y, de un modo extremadamente más íntimo y familiar, haber sido tan errático.

Las tardes violetas, las mujeres de aquí o los bichos que veo trepar las paredes, ya nunca me harán sentir nada, o acaso muy poco, apenas conocido o acorde con lo que antes sentía: no podré darme ese lujo.

11/11/06

La bella hermosura


Extracto de la libreta de Agüelo

En la escarpa oriental se apeó y guió el caballo por una cama de tierra roja. Los enebros achaparrados y las zarzas que crecían a lo largo del borde se inclinaban ante un viento que había cesado hacía rato. Se sentó al sol y contempló la región que se extendía al este, la amplia cornisa y el llano con la ciudad reposando en su centro, que antes había sido un lecho marino, y los pequeños campos roturados y el maíz nuevo verdeando en las antiguas tierras de sus antepasados, y los campos de trigo mecidos por la brisa, por donde habían pasado los sacerdotes y los soldados y caído en el barro una y otra vez sus antepasados. Más allá del llano contempló las cadenas de montañas, una sobre otra en brácteas de azul donde el terreno aparecía desgarrado de norte a sur, sierra y barranco, esperando como en un sueño que el mundo llegara a ser, que el mundo pasara. Vio un solitario milano, o quizás un halcón, colgando inmóvil de un elevado vector que el viento había elegido para él. Vio el humo de una locomotora pasar lentamente por la llanura a sesenta y cinco kilómetros de distancia, rumbo al interior del país.

10/11/06

Haz Click Arriba - Haz Click Arriba

No entiendo muy bien porqué pero, este blog tiene una media de diez visitas al día. Últimamente ha bajado hasta las 6, Josek, Irene, Nena, mis dos personalidades y...quién eres lector anónimo? En cualquier caso, si sigues entrando te compadezco: es evidente que la calidad y cantidad de las últimas aportaciones desmerece mucho. Además el perro negro barrió todo el histórico en un ataque de nocturnidad lobuna. El único mérito que tiene este blog es que al perro negro le gusta escribir del tirón. Estimado compañero, haz clik aquí si entras, quiero ver si esto de la publicidad funciona. Así podré escribir más. El perro negro promete colgar más cosas, incluso a él mismo si hace falta. Muchas gracias queridos golletes y si funciona unas birras per tutti en el Agustín.

Invierno binocular

Aquella mantis me mira con sus ojos bipolares, desde el cristal ahumado por el vaho. Las flores blancas de los cerezos en flor. La luna persistente a las 11 de la mañana. El sol frío que quema sin calentar: me da en parte del brazo. Reconforta como los besos de mamá antes de dormir. Los mofletes de mis compañeros, subrayados con el permanent marker de Guilbert. La pista de basket, un mar de luz fría, porque está helada: el relente nocturno se ha hecho escarcha y la convierte en una improvisada e inesperada pista de patinaje que es nuestra delicia a primera hora. Con el otro ojo miro la tabla periódica, o algo así, que Don Franco pinta en la pizarra. Seguro que me pregunta. Ahí vá¡¡ Un rebaño de cabras marinea los olivos: comen de los tiernos brotes de noviembre. Ansío el recreo y las clases de flauta. Nunca llegan en días tan perfectos como hoy. La mantis se despliega movida por un extraño reloj, sus patas se mueven como los hilos de las cometas intentan safar las corrientes de aire. Hay algo de felinas en ellas: me engatusan, me envuelen como si...ZASSSSS¡¡ La tiza de Don Franco me estrella la cabeza. Por lo visto me ha preguntado 15 veces cuántos metros son 2,6 hectómetros "El tiempo pasa y el dolor tambié te enseña el camino" ZASSSSS "Tanto amar lastima, por la misma senda que el amor abrió la pena camina"...ZASSSSS

La lluvia de los días

La lluvia convertía la noche en una fiesta. Los niños podíamos andar de aquí para allá con el pijama y las botas de goma durante lo que durara la tormenta, con suerte, y si aguantábamos despiertos, hasta las claritas del día. En unos minutos era necesario construir una presa, para evitar la riada de lodo y de agua, sobre la casa, sobre los muebles, sobre la memoria de los libros antiguos de agüelo. En ese alboroto los niños éramos búhos, observando el ordenado caos de los mayores.

Una vez restalló un relámpago ante mis ojos, me cegó por minutos. Al abrir los ojos encontré a mis tías abuelas, cinco, y dispares, aunque evidentemente emparentadas, remangadas hasta las rodillas, mudando los muebles, de aquí para allá, como hormigas acuáticas, viejas y lunáticas.

Las tablas, enladrilladas y enyesadas con otras tablas, eran construcciones efímeras pero resistentes, con las que mi agüelo conseguía vencer el juvenil ímpetu de las aguas desquiciadas. En los días de lluvia de hoy, esos recuerdos de ayer se van horneando en la memoria del niño que sigo siendo, y la felicidad es total cuando puedo recuperar el exacto tono de su voz, o el aroma a tabaco de liar holandés, o las plañideras oraciones de agüela, reverberando interminablemente toda su superstición de una forma minuciosa y desesperada, esperando que los cielos y las aguas atiendan su concentración, que su miedo paralice la naturaleza, o que al menos la enternezca y deje de asustarla…Santa Bárbara Bendita, que en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita…

Agüelo, mientras tanto, terminaba su labor de castor; casi siempre salvaba los muebles, a mis tías, a nosotros, sus viejos libros y mis cómics de Tintin, Asterix y Grandes Aventureros de la Historia. Estúpidamente luego dejé escapar ese legado: hoy día me duele más que cualquier otra pérdida o fracaso.

La lluvia me recuerda esas noches y esos cómics, el olor y el sonido de mi agüelo.

14/10/06

David

Las cosas. Es difícil imaginar la dulce rendición. Las calles tocando mis manos. Mil pesetas: café, comer, máquinas, futbolín, pitillos tres, y dulcemente me rendía a la perdición del día desconocido: donde no había madres y el dinero nos pertenecía aunque no nos lo mereciéramos. Soy un fatal amigo pero me acuerdo de tí. El ángel que me alumbra está tan cerca de las cosas que nunca fuimos que reconozco la piedad en él: no nos reprochará tanto talento perdido.

Black Dog is thinking about you

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