23/11/07


No os miento si os digo que se me ha muerto algo. Mi abuelo, intensamente, me recordó siempre a él. Mantenía que lo conoció, que fue en tal sitio de Córdoba, en tal otro de Sevilla después, casi antes de todo, y por casualidad, ahora, después, ya son nada...o quizás todo lo contrario, o lo sé, porque ante todo estoy tremendamente triste.
Nadie lo creía tampoco si dijo que vió a Lawrence de Arabia tomando mistelas en la Pañoleta, y lo cierto es que si hay un sitio en el que el irlandés Sir Peter Seamus O´Toole pudo tomar y follar y trajinar mientras rodaba Lawrence, esos eran los cafés cantantes y tablaos de la Pañoleta.
Cómo no verlo, y al anarca, y al magnífico irlandés rindiendo pleitesía a su congénere hermitaño del Cerro Santa Brígida, todos en Camas, alguna mañana trasnochada, borrachos y honestos, torpes y llenos, sencillos y amables...y todas esas cosas más que algunos hombres llevan escrito en los ojos, incluso hasta después de encontrrse de bruces y a la salida tasquera con la madre muerte de mierda...o la vida, o la eterna vida.

La cosa es que desde lo rubicundo, hasta lo descreído, el genio y genialidad, la apostura, la voz y su pasado de entreguerras, los recuedos mestizos y mezclados, las grandes pasiones abominables y el indudable gesto de honor y recuerdo, a los grandes hombres que como ellos, olvidados, están representados en esa rojinera mortaja, todo me recuerda a mi abuelo.
Este hombre se salió de sí mismo en vida y seguramente allá donde comparta espacio con el viejo conocido al que nunca creyeron, también se saldrá celebrando el resto de su viaje en compaña feliz y cómica, esperando al tercer sabio y raro, rubio y bebedor, y extrañamente extranjero, que aquella noche bebió con ellos en la misma tasca de la Pañoleta.
De momento lloremos, o lloraré, porque dos de mis tres ya están lejos.

Black Dog is thinking about you

Black Dog is thinking about you