24/7/07

Plácido Domingo y sus recuerdos de canciones sin final

Retrato anterior de ella ahora


Cada uno necesita al otro,
mientras los rótulos rezan por nosotros
y las conexiones y distancias entre seres
los encuentros y desencuentros humanos
van a caer al lento container:
del arte
la necedad
del recuerdo utilizado, violado.

Un repertorio de complejidades estéticas
y sentimentales en baja fidelidad,
mientras el intimismo de lo cotidiano
lucha contra la eterna epopeya social de los injustos
haciendo el amor en el cuarto de atrás:
recuerdo aquella mañana con la extraña ciudad rugiendo
ahí fuera, un plácido domingo, y tú comiendo de mi cristal
mientras yo me destilaba ventanas abajo, escaleras arriba...

También recuerdo sonar a Buscaglia,
canción de un fin sin trascendencia,
casi pesadilla que me niego a olvidar:
La canción sin final
del Mapa del Corazón Roto
acerca de ratas que roen la noche sin fin
y sábanas cactus que clavan
profundos ayeres sin fin
en un sin fin de ayeres sin fin

Nos sentimos, me siento

"animal artificial que cabalga un país de nunca jamás"
desembarazando mi mundo mitológico interior
lleno de leyendas, contadas para curar,
lleno de arte aleatorio y fragmentado,
lleno de saludos al niño bomba que causó las heridas,
que propició mi derrumbe, microscópico y sutil.

El encanto de ser una ruina, porque
Puedo sonreir y testar el sonido de los corderos
desde la colina seca o la laguna,
bailar dentro del anillo de tu boca
comerte a mordiscos que te contengan,
como si yo fuera deseado de veras,
y devoraras por deseo de verdad...

El encanto de caer, brindar por la decadencia, porque

La ceremonia de luz nos dará la calidez que nos falta,
y perderemos los días que encontrarán otros,
para por fin, en la aurora y alegres, visitar corrientes de sueño
que transiten cada noche de mí para tí, o de mí a cualquiera,
y follar a envestidas que te exhausten rendida,
contra las paredes del tedio,
y que tu me follaras de amor explicado
o tus besos fueran tan dulces que yo pudiera besarlos...

Te recuerdo borroso, terroso, sobre todo en días claros; calientes;
la sonrisa amplia, hermosa, y los dientes claros; una rosa...

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